La escolarización, cuando estaba en desarrollo el
Estado-Nación, actuó usando el desarrollo de la educación elemental como una de
las herramientas fundamentales para garantizar el poder y la unificación del
Estado-Nación y para cultivar la identidad y el compromiso afectivo y cognitivo
de los individuos hacia su poder, sus instituciones y sus símbolos.
En la actualidad, el Estado Nación se desplaza a través
de los procesos de globalización con la creciente transnacionalización de la producción
y la presencia global de las empresas multinacionales. Esto provoca que los
Estados Nacionales estén perdiendo importantes grados de control sobre las
actividades económicas. La globalización de las finanzas y la liberalización del
comercio (que impulsan instituciones como la Organización Mundial de Comercio,
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial) tienden a reducir el poder
del Estado sobre sus economías nacionales y sobre el grado en que pueden
apropiarse de los recursos nacionales para sus presupuestos.
Aunque no dejan de ser actores muy influyentes, los
Estados pierden (en forma diferencial) parte de su antigua capacidad de
orientar y dirigir las sociedades, al crecer la influencia de los grandes
grupos económicos, los organismos internacionales y otras redes de
organizaciones de la sociedad civil trasnacional. En este nuevo contexto,
aparecen innumerables problemas que sobrepasan las fronteras y la capacidad de operación
de la mayor parte de los Estados nacionales (contaminación ambiental, desertificación,
efecto invernadero, inmigración, terrorismo). Al mismo tiempo, los Estados enfrentan
grandes dificultades para incrementar los recursos y mejorar sus redes
institucionales destinadas al tratamiento de “viejos” temas como la promoción del empleo,
la seguridad social o la educación.
Cuando el autor plantea que “vivimos en el conflictivo
entrecruzamiento de dos tipos de sociedades: las del Estado nacional y las
sociedades globalizadas” se refiere a que la esfera política nacional (el lugar de la política y la democracia) es atravesada,
cada vez más, por los poderes facticos: los medios, los mercados y los espacios
políticos supranacionales.
La relación de el Estado-Nación con la globalización se explica también en el siguiente vídeo a partir del minuto dos:
Sin embargo, la globalización también tiene sus
efectos positivos. Uno de ellos consiste en la multiplicidad de voces que
circulan con las redes mundiales de información y comunicación como las voces
de las minorías étnicas, los movimientos feministas, los movimientos
ecologistas y las identidades religiosas. Una de esas voces es el feminismo que
tiene sus orígenes a partir de la Revolución Francesa cuando Olimpia de Gouges
publica la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” en 1971 que
propone la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación con los varones:
el derecho al voto y a la propiedad privada, la posibilidad de educarse,
participar en el ejército, ejercer cargos públicos y la igualdad de poder en la
familia y en la Iglesia. Sus objetivos han variado con el paso del tiempo y con
la consecución de logros. Algunos de sus objetivos fueron el control de la propiedad
privada, el derecho al voto, la igualdad de oportunidades en la educación y el trabajo,
el mismo salario por el mismo trabajo, la lucha contra la opresión, dominación y
explotación patriarcal, los derechos reproductivos y sexuales. Implica a todos
los países del mundo ya que es un movimiento global.
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